Vivimos en un mundo donde el azúcar está en todos lados, muchas veces incluso en alimentos que no imaginamos. Yogures, jugos “naturales”, cereales para niños… todos con etiquetas coloridas y promesas de salud, pero llenos de azúcares añadidos.
Y acá está el tema: en la infancia, el exceso de azúcar no solo afecta la salud física, sino también el comportamiento, la energía y la concentración.
¿Qué puede causar el exceso de azúcar?
Cuando un niño consume mucho azúcar regularmente, pueden aparecer cambios de humor, irritabilidad, picos y caídas de energía, falta de atención y trastornos en el sueño. Además, a largo plazo, el exceso está asociado con problemas metabólicos, sobrepeso, caries y una mala relación con la comida.
El problema no es un alfajor de vez en cuando, claro. El problema es cuando lo dulce pasa a ser la base, no el mimo ocasional.
¿Cómo se puede reducir?
La clave está en ofrecer opciones caseras y balanceadas, donde el sabor dulce venga de fuentes naturales: frutas, batatas, dátiles, miel (en mayores de 1 año), etc. Y sobre todo, leer etiquetas, porque muchas veces lo que parece “saludable” tiene más azúcar de lo que creemos.
Educar el paladar de los chicos es posible, pero requiere práctica, paciencia y un poquito de creatividad en la cocina.
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