>>Lo que me costó tiempo, plata y confianza… y lo que haría diferente hoy.<<
Cuando empecé en el mundo de las extensiones de pestañas, pensaba que formarme era tan simple como elegir el curso más barato o el que se veía lindo en Instagram.
Pero la realidad me dio un cachetazo rápido.
Hoy, después de varios intentos (algunos buenos, otros no tanto), te comparto tres errores que cometí y que vos todavía estás a tiempo de evitar.
Error 1: Elegir por precio
Mi primer curso fue el más barato que encontré. Tenía miedo de “gastar mucho” porque recién empezaba.
¿El resultado? Videos cortados, sin explicación profunda, cero práctica y un certificado que no me sirvió para nada.
Aprendí que formarte bien es una inversión, no un gasto. Cuando te capacitás con contenido claro, moderno y profesional, recuperás lo que invertiste… y mucho más.
Error 2: No investigar a la instructora
En otro curso, la profesora hablaba hermoso en redes… pero después no respondía dudas, no corregía trabajos y desaparecía cuando más la necesitabas.
No era mala persona, solo no tenía una estructura armada para acompañar.
Si volviera atrás, investigaría quién está detrás del curso. ¿Tiene experiencia real? ¿Formó a otras personas que hoy viven de esto? ¿Está presente o delega todo?
Error 3: No saber qué quería lograr
Hice cursos sin saber muy bien qué buscaba. ¿Solo quería una técnica? ¿Aprender a conseguir clientas? ¿Vivir de esto o tenerlo como un extra?
Sin claridad, saltaba de curso en curso sin avanzar de verdad.
Hoy sé que lo mejor es buscar una formación integral, que te enseñe la técnica, pero también te dé herramientas para emprender, armar agenda, y crecer profesionalmente.
Si estás por empezar o querés profesionalizarte…
Hay una formación que combina técnica moderna, mirada personalizada, estrategia de negocio y soporte real, paso a paso y con más de 55 clases.
Si yo hubiera empezado con algo así, me habría ahorrado tiempo, frustraciones y mucho ensayo y error.